domingo, 15 de octubre de 2023

7) La península de Akamas desde el mar y paseo a la playa de las Tortugas


Muy cerca del borde noroeste de la isla se encuentra la península de Akamas, una reserva natural de 230 kilómetros cuadrados. Por lo que sabíamos, es una zona virgen y protegida, donde pueden realizarse caminatas, pero nos echó para atrás que carece de arbolado. Caminar bajo el sol hasta los baños de Afrodita no nos atrajo, preferimos la opción marítima.

Puerto de Latsi, cerca de la reserva de Akamas

Así que con nuestro coche subimos al norte hasta el pueblo costero de Latsi, en la bahía de Chrystichou, al borde de Akamas. Cuenta con un importante puerto deportivo donde gestionamos el alquiler de una embarcación por horas, tres en nuestro caso, más una de regalo, que íbamos a manejar nosotros. Para algo el grupo cuenta con un experto marinero. El alquiler de la lancha nos salió por 260 euros. El viaje hasta allí nos llevó sobre una hora por carreteras decentes.

Nuestro barquito, tan mono

Nos correspondió el Poseidón, una zodiac de 6,5 metros de eslora, supuestamente para una decena de personas. Lo cierto es que siendo siete, nuestro caso, era suficiente, pero tres más habrían ido un poco apretados.


Aunque sea para navegar un rato, el trámite es proceloso. Nos lo tienen que explicar todo del barco, también las limitaciones de hasta donde podemos ir, papeleo y abonar un seguro. Después, uno de los encargados del alquiler la sacó del puerto y señaló que a la vuelta teníamos que avisarle por teléfono y nos recogería igualmente a la entrada del recinto portuario. Minimizar riesgos, vamos.


Para costear la reserva natural de Akamas nos dirigimos hacia el oeste, y teníamos como límite Blue Lagoon. El toldo de la pequeña embarcación resultó providencial ya que era una día soleado, bastante caluroso. Ciertamente, la brisa marina atempera la sensación de calor, pero imposible aguantar de seguido al sol.


Nada más alejarnos de Latsi disfrutamos de un paisaje maravilloso desde el mar. Tranquilos, refrescados por la brisa y  mecidos por el mar, la sensación era muy placentera.

El mar exhibía un color turquesa espectacular, y el agua era transparente, un gusto para los sentidos. Obviamente, no éramos los únicos que disfrutábamos del lugar. En la Blue Lagoon había bastantes embarcaciones como la nuestra y barcos más grandes con excursionistas venidos en algunos casos de Limasol. De hecho, una de las veces nos pidieron que nos moviéramos ya que estábamos junto a una boya donde echaba el ancla uno de estas embarcaciones de cierto tamaño con turistas.


Disfrutamos de la jornada, del mar, del paisaje en tierra y de la tranquilidad.


Por supuesto, hubo tiempo para que quien quiso hacerlo se refrescara.


Y así, poco a poco, consumimos una mañana digamos que marinera, y tras ello iniciamos el regreso a Latsi.


Volvimos satisfechos y disfrutando de las cervezas y aperitivos de los que nos habíamos aprovisionado en el puerto. Y decidimos tomar algo en un local del paseo de Latsi, un lugar que clarísimamente tiene en el turismo su principal actividad. En realidad, de la reserva natural poco nos enteramos, habíamos leído que cuenta con 168 variedades de pájaros 20 de reptiles, y que es un lugar relevante en el panorama ecológico de Chipre.


Para el refrigerio elegimos un restaurante-cafetería con unas paredes espectaculares de cristal llenas de plantas, que no estuvo mal. 


Después, un pequeño recorrido por el paseo marítimo y confirmar que en los alrededores hay poco construido, un gusto.

Playa de Latsi

Y con esta imagen de la playa de cantos rodados de Latsi, en la que a media tarde había muy poca gente, nos despedimos de Akamas y volvimos a nuestra casa de Peyia/Pegia.


A la playa de las Tortugas y Lara Beach


El primer domingo en Chipre decidimos hacer una excursión a la playa de las Tortugas y también a Lara Beach, dos de los arenales de la isla donde acuden las tortugas a desovar. Teníamos curiosidad por conocer estos lugares y si era posible enterarnos del proceso, aunque en ningún caso íbamos a ver nada especial pues no es fecha de desove. 


Elegimos un domingo en la confianza de que la caminata fuera más tranquila, ya que en la primera fase discurría forzosamente por las obras de ampliación del paseo junto a nuestra casa. Al ser festivo no había nadie trabajando, pero no fue muy cómodo por la polvareda que levantábamos al caminar, pero resultaba inevitable.

Playa de Toxeftra

No es un camino estructurado y señalizado como tal, simplemente hay que recorrer el  litoral. Estábamos en el oeste y se trataba de ir subiendo hacia el norte. Las opciones se reducían a dos: una pista para vehículos todoterreno algo separada de la costa o bien por las playas y caminitos pegados al mar. Desechamos la primera por el paso continuo de turistas en coches de alquiler o jeeps en plan tour, levantando verdaderas nubes de polvo.

Un todoterreno con turistas en dirección a la playa de las tortugas, como nosotros

Así que fuimos encadenando arenal tras arenal o bien pistas próximas para llegar a la primera de las playas que utilizan las tortugas y que se llama tal cual, Playa de las Tortugas. 


Esta vez tuvimos suerte con el día: amaneció nublado y así continuó, por lo que caminar era mucho más sencillo y menos cansado. Y atravesar playas vírgenes, sin construcciones y sin gente, algo que no es fácil de conseguir en casi ningún lugar del mundo digamos civilizado. 


Y en plena sintonía con una naturaleza que se nos ofrecía sin aditivos, tras varios kilómetros de caminata llegamos, a la playa de las Tortugas. Esta y la de Lara configuran la Lara Bay, o zona de protección de tortugas.

Lara Beach: a la derecha están señalizados los sitios con huevos

Esta es la playa más visitada por las tortugas, pero eso no impide su utilización. De hecho varias personas disfrutaban del arenal en ese momento. Si se mira con atención a la foto superior, se observan varios protectores de plástico: cada uno de ellos señaliza un lugar donde las tortugas han puesto los huevos, que están bajo tierra medrando.


En cada uno de ellos mediante carteles se pide a los usuarios del arenal que no molesten a las futuras tortugas. Aunque no los contamos, había más de un centenar en esta playa. Estos protectores de plástico eran similares, en tamaño y diseño, de los que se utilizan para proteger las tartas antes de envolverlas en una pastelería.

En la playa de las Tortugas había también muchos nidos de huevos señalizados

De la playa de las Tortugas a Lara Beach hay que salvar una península cubierta de altos matorrales.


Parecía una operación sencilla pero nos costó bastante a la ida y a la vuelta, ya que los caminos llevaban a donde ellos querían y no al destino que buscábamos. Pero este tipo de incidencias, frecuentes cuando se camina por lugares no conocidos, se resuelve con la regla de prueba-error y haciendo más kilómetros de los inicialmente previstos.


Realmente, fue una jornada en las que disfrutamos de paisajes de gran belleza.


Nosotros solos en medio de esta naturaleza, de las que gozábamos mucho más cuando no teníamos jeeps de turistas cerca.


Fuimos allí sabiendo que no existía ninguna posibilidad de ver tortuga alguna pues la época de desove es de mayo a agosto. Las dos especies que desovan allí son la tortuga verde (especie que principalmente se reproduce en Chipre) y la tortuga boba. Cada tortuga pone unos 50 huevos en el nido, que excava de 80 a 120 centímetros de profundidad. Los animales eclosionan a las siete semanas e instintivamente se van al mar; ese tránsito es el  momento delicado, ya que a las pequeñas tortuguitas cualquier mínimo obstáculo le impedirá llegar al agua y morirán. Y si la localiza un depredador, el final será el mismo.


Existe un organismo que se encarga de vigilar el proceso y garantizar la vida de las nuevas tortugas, el Proyecto de Conservación de Tortugas de Chipre, creado en 1978 y que se nutre de voluntarios. Su labor es crucial ya que la tortuga verde está amenazada y se calcula que hay solo unas 500 hembras que desovan al año en esta zona del Mediterráneo, por unas 5.000 tortugas boba. Curiosamente, la tortuga verde suele regresar a poner los huevos en la playa donde nació, pero un dato que explica la dificultad de mantener la especie es que no alcanza las madurez sexual hasta los 30/35 años de edad.


Una pequeña exposición en una caseta en Lara Beach informaba de los detalles de la reproducción de las tortugas en estas playas y de su vida.


Tras visitar ambas  playas iniciamos el retorno a casa, pero antes paramos en un chiringuito en la playa de las Tortugas (Lara Café), grande y muy destartalado, atendido con dificultad por una pareja de edad que no podía con tanto cliente. Como tampoco había posibilidad de escoger, tomamos un pequeño refrigerio (tras una larga espera) y seguimos ruta.


Fue una jornada de disfrute ya que la práctica totalidad de los turistas que visitan estas playas lo hacen en coches de agencias y en la misma jornada visitan la Garganta de Avakas. Nosotros fuimos andando, desde nuestra casa de vacaciones, con tranquilidad y casi en completa soledad. La lotería, vamos.


Incluso en Lara Beach hubo tiempo para un maravilloso chapuzón!. En la foto, inmortalizamos la fase final de quitarse las arenas de los pies.


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